11 may 2009

me llamo José y soy adicto

me han recomendado -bien- que siempre que pueda me vuelva caminando del laburo. esto es, microcentro-palermo: unas 40 (?) cuadras entre bodis y bocinas. pero parece que hace bien... vayaunoasaberporqué
bien. cada tanto lo hago. no porque me lo hayan recomendado, claramente, si no por el gran motivo que me lleva a hacer la mayoría de las cosas: me pinta de repente. salgo y algo en el aire me impulsa a no bajar al subte. paso por el obelisco y agarro av. Corrientes.
una vez que esos hechos se suceden ya sé que va a ser imposible que vuelva a casa sin parar en alguna librería de esta avenida emblema de la ciudad que habito. no puedo, no puedo y no puedo. es más fuerte y más bello que yo. sé que están ahí, son un montón, juntitos uno atrás del otro, cientos de libros. y seguramente entre ellos está escondido el libro aquel que busco y anhelo hace tantos años y que siempre olvido buscar.

así que entro y paso primero por las mesas de ofertas que tienen todos los que son de la editorial de La Nación, a $10 los clásicos. pero ya me compré casi todos los que me interesaban (obvio, La Nación no se la juega mucho con los autores que publica). después están los de Ediciones Libertador y los del Centro Editor de Cultura, cuyas ediciones son siempre pésimas. les faltan letras, tienen una parte con una alineación del texto y después otra, pero son libros. más adelante, aunque a veces mechados con los anteriores están los libros más nuevos y más caros. como fríos, se me ocurre que son provenientes de países todoblanco como Noruega, Suiza o Canadá, lugares que nada. no son lo mío.
generalmente sobre el fondo de la librería (que suelen ser angostas y alargadas) se encuentra la mejor parte, la que más disfruto y la que más exprimo: Libros Usados*. no sé bien en qué momento me volví un fanático enfermo de la compra compulsiva de libros, pero más o menos por la misma época me di cuenta de que los mejores, los que más me gustaba traer a casa, eran los usados. no por un tema de plata. no, mis queridos. son libros eternos, como traídos desde alguno de los pasados que dan vueltas y habitan en el inconsciente colectivo. son infinitamente más bellos que la edición más cara de cualquier libro nuevo, con sus hojas amarillentas, sus encuadernaciones al borde del dejar de ser, sus rayones en lapicera. y esto de la lapicera me lleva al meollo del asunto: son libros con historia personal.

un libro tiene varias historias; la que lee el lector, la que intenta contar el autor, la historia de éste, el contexto en que fue escrito, etc- y los libros usados le suman otra, para mí mucho más fascinante que las anteriores, su propia historia, la historia del libro material desde que salió de la imprenta hasta que lo encontré luego de que acumulara polvo en la librería. dónde se compró, fue regalado, fue acaso leído alguna vez? descansó años en la biblioteca de algún ser? pasó por varias manos, lo prestaron, lo robaron? por qué alguien decide venderlo a una librería?? pobree pobre libro que es vendido por un par de monedas. me hace acordar a "El palacio de la luna", cuando Fogg vende todos las cajas con libros de su difunto tío. terrible, para llorar.
bueno, el asunto es que entro en una de las varias librerías/nodo-del-espacio-tiempo, y a la media hora salgo con 4 libros y a media cuadra entro en la librería que sigue porque seguro encuentro algo mejor, debe haber más, siempre hay más y siempre quiero más. así, soy protagonista de un verdadero raid de compras que termina con mis manos llenas de libros, mis hombros agotados y mi billetera enflaquecida. más de una vez me compré 15 o 20 libros de una. además, es así como dije antes, compulsivo. no puedo parar y compro y compro. es que si bien estoy en contra del consumismo y detesto todo lo que tenga que ver con compra-venta en general, de algún modo el cerdo capitalismo y su perversa lógica han logrado convertirme en una más de sus víctimas. pero ojo, algunos de los libros que compro son en algún momento efectivamente leídos. no todo es tan enfermizo, che. igual, voy a citar las brillantes palabras de mi hermano Rami, quien, en términos netamente económicos (como no podía ser de otra manera viniendo de un fanático de tal ciencia), expuso una verdad inapelable: "uno compra libros siempre a una tasa mayor que la tasa propia de lectura, con lo cual se genera una acumulación de libros sin leer". brillante.
bueno, en definitiva, necesito una biblioteca nueva porque la que tengo -la biblioteca más linda que haya existido jamás- ya no da abasto. y un psicólogo. primero el psicólogo.




*algunos de los que hayan recorrido estas librerías habrán pensado que estaba hablando de la sección de pelis porno en esa librería que tiene la cortina metálica azul. pero no, pillos...
miren que son
tontos eh!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar! Alláh te bendiga, amigo mío.